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1º mayo: Los movimientos sociales y una nueva imagen de época

Los movimientos sociales, a través de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), coparon la 9 de julio y reivindicaron la consigna de "tierra, techo y trabajo". Detrás del acto, una imagen potente que marca un actor de la época.

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Al calor de lo que fue el estallido social del 2001, desde el comienzo del nuevo siglo a esta parte, los movimientos sociales se fueron posicionando como uno de los actores principales en la política argentina, siendo muchas veces, un instrumento de contención para navegar sobre las olas de crisis económica que ha atravesado nuestro país.

En el día de ayer, consolidados a través de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), los movimientos sociales convocaron a la 9 de julio para conmemorar el 1º de mayo y reivindicar por la unidad del Frente de Todos como coalición política.

“Queremos reivindicar nuestra agenda de Tierra, Techo y Trabajo. Muchos de los proyectos de ley duermen en el Congreso” sostuvo el secretario gremial de la UTEP, Gildo Onorato, y agregó: "Después vemos por televisión esa pelea de palacio por las sillas, de forma payasesca, mientras en los barrios crecen los problemas”.

Lo que se esconde detrás de la queja de Onorato no es más que el pase de factura de todos esos sectores que, atravesando cuatro años de macrismo y dos años de pandemia, se han enfrentado a la situación de miseria, hambre y muerte en la "primera línea" de batalla.

Claro, tampoco es muy cordial que diferentes dirigentes de los que hoy conducen el gobierno, se suban a la agenda de la oposición y hablen tan livianamente de "combatir los planes sociales" o denominen a la UTEP como “el sindicato de los pobres”, teniendo en cuenta que las organizaciones que estuvieron ayer en el centro porteño fueron las que permitieron alimentar a los barrios y los sectores más humildes en los últimos tres años.

Asimismo, esto no nació de un repollo: Según el Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (ReNaTEP), a febrero de 2022, ya se contabilizan 3.200.000 trabajadores y trabajadoras inscriptas, lo que deja en evidencia la incapacidad, por parte del estado, en gestionar oportunidades para la inserción a la formalidad laboral.

Justamente el paquete de proyectos de ley Techo, Tierra y Trabajo, viene con esa premisa bajo el brazo, porque si hay algo de lo que no se les puede discutir a estos movimientos, es el trabajo: "Lo que nos falta no es trabajo. Lo que nos faltan son derechos laborales, medios para mejorar nuestro trabajo, nuestra producción, nuestra vida y la de millones de argentinos que como nosotros y nosotras no tienen lugar en las cadenas de valor" reza uno de los argumentos de la ley.

En si, la batería de proyectos legislativos propone concretar 375.000 soluciones habitacionales con un presupuesto inicial de 420 mil millones de pesos para atender la emergencia, además de generar 3 millones de puestos de trabajo.

Sin embargo, el acto de ayer consolidó algo más que el ferviente reclamo de estos sectores postergados. La UTEP demostró su músculo en las calles del centro porteño, y a diferencia de lo que hoy exhibe la CGT, se mostró favorable a calzarse el traje de ese actor disruptivo en pos de conseguir los derechos que se les vienen postergando.

Y no sólo eso, sino que a través de una variada cantidad de referentes y referentas políticas, la consolidación de la UTEP se propone encarnar las consignas sociales que demanda la mayoría del pueblo en esta coyuntura actual.

"Hoy en Argentina se discute mucho la pobreza, pero nosotros y nosotras nos preguntamos cuando vamos a discutir la riqueza del 1% de la población. Cuando vamos a discutir como se reparte la torta, cuando van a pagar los que más tienen. Los ricos se siguen enriqueciendo a costa de nuestro sacrificio" sostuvo la dirigenta del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), Dina Sánchez.

Luego podremos discutir los modos y las formas que tienen hacia adentro de sus estructuras, o porque el Movimiento Evita acapara lo que acapara en nombre de los "todos los movimientos sociales", o porque hay una serie de referentes que encarnan la conducción que están lejos de haber experimentado las realidades que representan.

Lo que no se puede negar es que, en un primero de mayo y en el medio de las tensiones que agrietan el Frente de Todos, los movimientos sociales se han consolidado como la mayoría de un sector desencantado, y lejos de la caracterización que intentan instalar la oposición y los medios de comunicación, demostraron su compromiso con la reivindicación de los derechos laborales.

 
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