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Que pasó en Argentina cuando se aplicaron las medidas que propone Milei

Reforma del Estado, Privatizaciones y Apertura de Importaciones forman parte de una menú clásico del liberalismo nacional y siempre tuvieron los mismos resultados

Maximiliano Pérez
15/11/2023
Que pasó en Argentina cuando se aplicaron las medidas que propone Milei

El candidato a presidente de La Libertad Avanza, Javier Milei, esta protagonizando una carrera política maratónica que en solo dos años lo llevó de ocupar una banca en el Congreso Nacional, a disputar la segunda vuelta con el postulante de Unión por la Patria, Sergio Massa, desplazando ni mas ni menos que a la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que contaba con el apoyo de la UCR, y de todo el PRO.

El éxito de Milei se sostiene en su prédiga "anticasta", que identifica a "los políticos" como responsables de prácticamente todos los problemas de la Argentina, lo que logra empatizar con amplios sectores de la sociedad que evidentemente se encuentran decepcionados por los magros resultados de los últimos dos gobiernos.

Pero las propuestas en apariencia disruptivas del candidato libertario, presentadas con mucho histrionismo y posturas grandilocuentes, distan mucho de representar un cambio con proyectos novedosos, y mas bien son un cúmulo de recetas repetidas que ya se aplicaron en Argentina con resultados mas o menos igual de desastrosos durante la última dictadura cívico militar y sobre todo en los años 90 bajo gobierno de Carlos Saúl Menem, al que Milei calificó como el mejor presidente de toda la historia.

La reforma del Estado, que promueve el economista mediático, incluye necesariamente la flexibilización laboral, es decir la eliminación de medidas de protección de los trabajadores y trabajadoras, favoreciendo despidos y ajuste salarial además de la desaparición de los aportes y cargas sociales, y hasta probablemente licencias y vacaciones, ya que Milei aseguró que va a eliminar el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.  Su programa es muy similar al que se aplicó durante el menemismo y que incluso se extendió hasta el gobierno de La Alianza, con escándalo de coimas en el Senado incluído, cuando el radical Fernando De La Rúa mando a "comprar" votos para aprobar el proyecto de flexibilización.

Famoso también es el discurso del ministro de Obras y Servicios Públicos Roberto Dromi, cuando presentó el "Decálogo menemista de la reforma del Estado y anunció que "nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado", abriendo la puerta a las privatizaciones que lesionaron los recursos del Estado que se desprendió no solo de las empresas de servicios, sino también de YPF y Aerolíneas Argentinas, perdiendo además el control de áreas estratégicas para el desarrollo de la economía nacional.

La gestión privada de las que fueron empresas públicas trajo en un primer momento transformaciones positivas para el caso de las telefónicas, los medios de comunicación y los servicios públicos, pero para la petrolera representó un verdadero desguace y vaciamiento que prácticamente liquidó su capacidad financiera.  Algo similar ocurrió en el caso de los ferrocarrilles que no solo dejaron de transitar bajo la consigna de que "ramal que para, ramal que cierra", sino que también fueron liquidados a valores simbólicos e irrisorios, en algunos casos incluso por debajo del precio que hubiera resultado de vender vagones y rieles al peso y como chatarra.  El objetivo de semejante medida que se presentó en aquel entonces era reducir el déficit fiscal, en el marco de los acuerdos financieros internacionales, algo que se alcanzó pero solo de manera parcial y durante un tiempo limitado.

La realidad es que el achicamiento del déficit del Estado se tradujo en un aumento de costos para todas las economías regionales por la subas de la logística, ya que ahora las mercaderías se trasladaban en camiones, y la desaparición de programas de incentivo fiscal, lo que redujo la capacidad contributiva de los sectores productivos, reduciendo significativamente la recaudación del Estado, que entonces volvió a tener déficit y debío seguir desprendiendose de empresas y aumentando el endeudamiento externo para alcanzar nuevamente el equilibrio.

En paralelo los servicios públicos que inicialmente mejoraron en calidad y precio, se fueron deteriorando a pesar de representar un monopolio con rentabilidad extraordinaria asegurada.  

El otro golpe a la industria nacional fue la apertura indiscriminada de importaciones por la eliminación de protecciones arancelarias, lo que puso al trabajo argentino a competir con los gigantes asiáticos en una relación desigual que destrozó la capacidad productiva, tal como ya había ocurrido en los 70 cuando la dictadura habilitó por primera vez el ingreso masivo de producto importados.

Hoy el candidato presidencial de la derecha plantea la eliminación de relaciones diolomáticas con los principales socios comerciales de Argentina, China y Brasil porque sus presidentes "son comunistas", pero con la aclaración de que de todas maneras el sector privado "va a poder comerciar con quien quiera, porque vamos a promover el libre comercio".  Lo que no explican en el frente liberal libertario es que la eliliminación de las medidas de protección, volvería a poner en desventaja al trabajo argentino frente a economías con costos menores y una mayor capacidad productiva para inundar el mercado nacional.  

En nombre del libre comercio, el efecto mas probable de la apertura que propone Milei, sin acuerdos entre países, es que los sectores que mayor mano de obra generan en Argentina, como el textil, se vean nuevamente asfixiados por el ingreso de mercadería importanda a valores con los que la industria nacional simplemente no puede competir.  El cierre de fábrica, la baja de salarios, los despidos y la consecuente crisis es inevitable en ese escenario.

La idea de que la apertura va a mejorar y perfeccionar la industria nacional a través de la competencia, que forma parte de los argumentos del candidato de la oposicioón, ya fue utilizada por el gobierno militar y las consecuencias fueron nefastas y en algunos sectores la economía local nunca pudo recuperarse. 

La promesa de eliminación de subsidios de Milei es solo el primer paso para la reprivatización de YPF, Aerolíneas y los ferrocarriles y bajo la falacia de achicar el déficit, en realidad busca reponer el modelo de los 90 que termina aplastando a la industria nacional inundando el mercado de productos importados que no pagan aranceles, mientras que la producción local subre un brutal aumento de costos de fabricación, que solo alcanza equilibrio con una brutal caída del salario.

En el año 95, el de la reelección de Menem, se registró el fenómeno que se llamó "voto cuota", para explicar el apoyo a la continuidad del modelo por parte de amplios sectores de la sociedad que solo vieron aumentada su capacidad de consumo a través del endeudamiento personal a través de un modelo que provocó una burbuja financiera que explotó en la segunda mitad de la década, cuando se hizo evidente el aumento de la desocupación, de la pobreza y de la indigencia como consecuencia de la presión sobre la economía que provocó la ley de convertibilidad.

La convertibilidad fue una dolarización de hecho, forzando una cotización del dólar que equiparaba la divisa norteamericana con el peso argentino y entonces dolarizaba salarios, precios y tarifas, y facilitaba el endeudamiento de las familias y de las empresas, provocando un círculo vicioso en el que la presión sobre el dólar era directamente proporcional a la toma de deuda para mantener la paridad. El problema es que el sistema, que parecía virtuoso para algunos sectores medios, en realidad redujo de forma sensible los margenes de rentabilidad de los exportadores, provocó una inédita concentración de la producción agropecuaria, con el consecuente quiebre de chacras, tambos, pequeñas empresas lácteas y sobre todo de productores familiares.

La dolarización con la que insiste el candidato libertario requiere previamente de una brutal devaluación y un aumento del endeudamiento en por lo menos 40 mil millones de dólares, que se deben sumar a los mas de 45 mil millones que ya tomó Mauricio Macri, incluyendo créditos a 100 años y el mayor crédito que entregó el FMI en toda su historia, es decir que necesita repetir y profundizar el modelo de la convertibilidad, pero ademas con características de irreversibilidad, lo que en perspectiva, era una de las mayores virtudes del modelo aplicado por el menemismo.

En definitiva, reforma del Estado, flexibilización laboral, privatizaciones de empresas públicas, libre comercio y hasta dolarización, no forman parte de una menú de novedades, sino mas bien de recetas fracasadas que ya se aplicaron mas o menos todas juntas en al menos dos períodos de la historia reciente de nuestro país, con consecuencias idénticas ya que provocaron una crisis industrial, caída del salario, desocupación y aumento de la pobreza, acompañados por una endeudamiento multimillonario que comprometíó el futuro de varias generaciones.

Un triunfo de Milei en las elecciones del domingo representaría ni mas ni menos que una restauración de las políticas económicas de la dictadura cívico militar y del menemismo.

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