Julio Garro y Juan Pablo Allan: El perfil de los 2 precandidatos platenses de Juntos

Por primera vez desde 2015, el armado platense del PRO llegó resquebrajado a las PASO y el actual intendente de Juntos por Cambio, Julio Garro, deberá enfrentar una dura interna con quien fuera en otros tiempos su jefe de campaña, Juan Pablo Allan; reflejo de la disputa que a nivel nacional desencadenó en la presentación de dos listas, una encabezada por la titular del partido (en uso de licencia), Patricia Bullrich, la otra por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

Garro y Allan eligieron o quizás fueron elegidos: el primero adhirió su boleta a Larreta, el segundo es el hombre de Bullrich en la capital provincial. Enfrentados, pero no muy distintos, aquí un perfil de los precandidatos del frente oficialista.

Julio César Garro

Hijo de una ciudad que se fundó mirando a Europa, el intendente amarillo es para algunos el “exponente del platense arquetípico”, aunque solo si la clasificación se limita a una especie de platense que no es ni la más común ni la más popular, pero sí bien reconocible.

De apariencia conservadora, los miembros de este grupo nacen en el casco urbano o los barrios del norte, en familias de profesionales. Reciben una educación católica y elitista, se vuelven aficionados al rugby, en la "U" o con los hermanos maristas. Heredan de sus progenitores, además del nombre de pila, alguna carrera liberal; pero, sobre todo, contactos e influencias. Contraen nupcias jóvenes con otro miembro del clan y dejan el nido para mudarse más al norte, siempre al norte.

Julio César Garro es ese tipo de platense. Nació cerca de Plaza Rocha, un 12 de febrero de 1972, en una familia numerosas de clase media acomodada; compuesta por mamá, María del Carmen Fernández Garganta (hermana del fiscal); papá, Julio Garro y cinco hermanos menores.

Como muchos otros de su especie, fue educado en el Colegio San Luis, donde cursó la escuela primaria y parte de la secundaria; sin embargo, finalizó sus estudios en el Normal 3. Fiel a la tradición, estudió Derecho en la UCALP y se volvió abogado. Con 25 años se unió a María Dolores Conde y se trasladó a un barrio más coqueto, La Loma; hasta que la inundación del 2013 apuró una última mudanza, al country Grand Bell. Había conquistado el norte.

En ese soñado entorno de mansiones, césped prolijamente cortado y piscinas, vive con su esposa y sus cuatro hijas: Milagros, Juana, Julia e Isabel. Pero también con el recuerdo de su primer niño, fallecido en un accidente doméstico cuando no llegaba al año de edad.

Entre sus pasiones (confesas) se incluyen la pesca, el rugby y Boca Junior; llegando a presidir la peña local del equipo xeneize, lo que le valió codearse con Daniel Angelici y el expresidente Mauricio Macri. En ese tiempo iban tomando forma las relaciones que lo hicieron entrar en la política.

La vida profesional del alcalde comenzó mientras cursaba en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, cuando fue nombrado asesor del Ministerio de Justicia bonaerense, para más tarde ejercer como abogado de forma independiente.

En 2005 fue candidato a concejal suplente por Propuesta Republicana; antecedente del PRO que nació de la alianza entre Macri y Ricardo López Murphy. Dos años después volvió a competir, ahora por la intendencia, en la compulsa donde Pablo Bruera derrotó a Julio Alak. En esos comicios quedó en el tercer lugar.

Pasados otros dos años finalmente anotó su primer try y se convirtió en diputado por la provincia de Buenos Aires. El conflicto entre Néstor Kirchner y el campo había mejorado la performance de la coalición opositora.

Como parte del bloque macrista en la Cámara Baja estuvo a cargo de las comisiones de Legislación General y Asuntos Municipales. Fue autor del proyecto de Equiparación Salarial para Agentes del Servicio Penitenciario y de los reconocimientos como Personalidad Destacada del Deporte a Juan Sebastián Verón, Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo y al boxeador Sergio “Maravilla” Martínez.

En 2011 nuevamente peleó por el sillón de Calle 12, en medio del fragor que llevó a la presidencia a Cristina Fernández de Kirchner. Como Macri había cerrado una alianza con Eduardo Duhalde y el Frente Popular, Garro adhirió su boleta a la del ex gobernador provincial. En esas elecciones, quien en sus años de juventud supo engrosar las filas de la UCeDé, superó las PASO, pero en las generales quedó en quinto lugar.

El 2015 encontró a un Julio César con cierto renombre dentro del personalista armado amarillo. Había logrado ser legislador, apoderado del partido en el territorio bonaerense y tenía llegada a sectores del peronismo y el radicalismo. Pero, sobre todo, contaba con la venia de un peso pesado de la política platense, Julio Alak. La relación databa de aquellos tiempos en que el marista presidió La Plata Fútbol Club, un equipo incentivado por el propio Alak. Y como la tercera es la vencida, este católico ferviente insistió y triunfó, con el sello de Cambiemos, poniendo fin a dos décadas de peronismo.

Con un discurso centrado en la seguridad y la promesa de cumplir el slogan “La Plata. Estás en casa”, su gestión puso en marcha políticas urbanas orientadas a “ordenar la ciudad”. Mediante el control del espacio urbano, reguló y hasta pretendió eliminar ferias populares, vendedores ambulantes, prostitución y centros culturales.

Llegó el 2019 y el jefe comunal quiso reelegir y lo logró. Retuvo la intendencia revirtiendo los resultados de las PASO y se impuso ante la candidata del Frente de Todos y ex decana de la Facultad de Periodismo, Florencia Saintout. Su táctica fue municipalizar la campaña y promover el corte de boleta.

Este año Garro va por su tercer mandato y para lograrlo se jacta de haber alcanzado algunos objetivos como obras hidráulicas, luces led, ingresos a la ciudad, SAME, asfalto, la ‘Repu’, espacios verdes, cámaras de seguridad, lectores de patentes y una Agencia de Seguridad Via. Mientras que propone: “El desembarco de la Policía local, el Metrobús, la segunda etapa de obras hidráulicas, la escuela municipal de oficios, el polo tecnológico, una nueva terminal de ómnibus y el plan integral de cloacas”.

Alineado al eje “paloma” de Juntos por el Cambio, que lleva como precandidato a presidente a Horacio Rodríguez Larreta, enfrentará en la interna al senador provincial Juan Pablo Allan, representante del bullrichismo en la ciudad. El clima en Juntos: la posible ruptura definitiva del bloque dentro del Concejo Deliberante motivada por la denuncia del no pago de salarios a sectores afines a la exministra.

Juan Pablo Allan

Del mismo “arquetipo platense”, el delfín de Bullrich nació un 21 de julio de 1970, en la localidad de Gonnet, para posteriormente mudarse al centro. Estudió Derecho en la UNLP, está casado y tiene tres hijos, que eligió criar nuevamente en el norte, ahora en la apacible Villa Elisa. Su vida profesional se centró en el ejercicio de la Abogacía hasta que concursó en CABA para ser Escribano Público Nacional. Allí fue Gerente Operativo de Enlace Institucional del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Comenzó a militar en el año 2003, cuando se unió a Recrear para el Crecimiento, partido de centro-derecha que un año antes había fundado el radical Ricardo López Murphy, exministro de Economía de Fernando de la Rúa. Sobre ese momento, Allan recuerda: “Sentía la necesidad de hacer algún tipo de aporte, porque vivíamos una situación gravísima. Y siempre tuve ideas más vinculadas a lo que hoy representa el PRO en general. López Murphy había iniciado un espacio político y había una charla, que daba la hermana de Sturzenegger, Alejandra, en un local de 5 y 40. Lo vi por internet y decidí ir de oyente. Esa fue la primera vez que participé en una reunión política, nunca antes había tenido participación alguna. Y a partir de ahí no paré más”.

Ocupó diversos espacios en Recrear, donde incluso fue nombrado apoderado del partido en la provincia de Buenos Aires, pero, cuando en 2010 este se fusionó con el PRO de la mano de Esteban Bullrich, el platense saltó detrás del nuevo referente. La alianza con el exministro de Educación porteño le permitió dirigir por mucho tiempo el G-25 en La Plata; uno de los think-tanks de Macri por excelencia, cuyo fin era promover a sus miembros a cargos públicos.

En el 2015, luego de trabajar como jefe de campaña de Garro, asumió por primera vez como senador provincial por la Octava sección electoral, en representación del Frente Cambiemos. Caballito de batalla de la entonces gobernadora provincial María Eugenia Vidal, fue acumulando poder en el norte platense, especialmente en Gorina, Gonnet, City Bell, Villa Elisa y Arturo Seguí. Renovó su banca en el 2019, ahora dentro de Juntos por el Cambio.

Desde el año 2022 es el Secretario General del PRO de la provincia de Buenos Aires, en representación del espacio de Patricia Bullrich. Ese mismo año fue investigado como partícipe de la llamada "Gestapo antisindical", por haber estado presente en la mesa denunciada por armar causas judiciales contra gremialistas durante la gestión de Vidal.

En la Cámara Alta preside la Comisión de Reforma Política y Régimen Electoral y forma parte de las de Derechos Humanos y Garantías; Legislación General; Comercio Exterior, Mercosur y Política de Integración Regional; Educación, Cultura, Ciencia y Técnica e Igualdad Real de Trato y Oportunidades y de Discapacidad.

Con el lema de “ordenar la ciudad”, competirá en la interna de Juntos dentro de la lista encabezada por la fórmula presidencial Bullrich-Petri y que para la gobernación postula a Néstor Grindetti y Miguel Fernández. Promete controlar las construcciones en el casco fundacional, impedir la “conurbanización” de La Plata, crear una policía local, optimizar los recorridos de los colectivos, municipalizar el servicio de agua, que hoy tiene ABSA, pero sobre todo eliminar “trapitos”, vendedores ambulantes, manteros, ferias populares.

Ah, pero le gustan los Redondos.