Opinión y análisis
Columna judicial

La justicia y la desconfianza: Intereses en juego

El abogado penalista Gonzalo Escaray, en su columna judicial abordó el recordado caso de Lucas Puig para hablar sobre la desconfianza, las suspicacias y los recelos que existen para con la justicia.

Nazareno Napal
29/02/2024
La justicia y la desconfianza: Intereses en juego

En su regreso a los estudios de Radio La Plata, retomando con su columna judicial en la temporada 2024 y para conversar sobre la desconfianza y las suspicacias que existen para con la justicia, el abogado penalista Gonzalo Escaray estuvo presente en Código Baires abordando el caso de Lucas Puig, muy recordado en la ciudad.

“Hay que recordar que el caso de Lucas Puig lleva más de 12 años en trámite, inició en el 2011 aunque los presuntos hechos ocurrieron durante los años 2009 y 2010. En principio, Puig fue imputado por corrupción de menores, es decir, someter a menores de edad a actos impropios para su madurez sexual”, explicó.

Asimismo, contó que el primer juicio finalizó con una absolución para Puig, “fue declarado inocente, con el beneficio a la duda a partir de las pruebas que se presentaron”, y agregó que en su momento “no se logró la certeza de que él haya cometido los delitos por los que era acusado”.

Posteriormente, la decisión sería apelada, declarándose la nulidad del juicio, por lo que se ordenó que se vuelva a hacer. “Entre los jueces de la primera instancia estaba el Juez Ordoqui, quien hoy está detenido acusado de tráfico de influencias, y es por eso que el caso siempre estuvo bajo la lupa”.

“El caso fue llevado a la Suprema Corte de la Provincia que ratificó lo que dijo el tribunal de Casación, que es que no se habían valorado todas las pruebas existentes y que no explicaron el por qué dejaron pruebas de lado”, agregó.

El juicio fue reanudado con otros jueces, con pruebas que indicaban la culpabilidad y otras que indicaban la inocencia de Puig. “Actualmente la pena es de 35 años porque se agravaron los hechos, se habló de abuso sexual con acceso carnal, es decir, violación”.

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En ese sentido, Escaray manifestó: “Se resuelva como se resuelva el día de mañana, con una sentencia firme, nadie va a estar seguro ni de su inocencia ni de su culpabilidad. Pasó mucho tiempo y el caso estuvo muy manoseado, nadie va a confiar en nada. Hubo muchas idas y vueltas; intereses en juego, se habló se hasta de una interna y de un papel de la Iglesia y también estuvo en juego el el poder económico de las familias y sus abogados particulares”. 

“Estos abogados intervinieron y no está mal, pero tuvieron roles fundamentales. La sentencia de 35 años fue incluso mayor a la solicitada por el fiscal de la causa, algo un tanto inusual”, añadió.

Por último, Escaray explicó: “Los relatos de los chicos son realmente muy crudos y las familias tienen sus sustento, pero tiene que estar la imparcialidad de los jueces y la circunstancias no ayudaron. Hay muchos profesionales que intervienen porque hubo 3 abogados particulares y por otro lado está la comunidad educativa que lo apoyó siempre casi en su totalidad y todo eso dificulta la labor de los jueces”.

 

 

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