A 20 años del "No al ALCA" la región otra vez en riesgo
Otra vez el gobierno estadounidense intenta desplegar una estrategia de control de la región a través del control económico
La posición geopolítica imperialista de los Estados Unidos ha sido una constante durante toda su historia, solo con variantes respecto de las estrategias aplicadas para con las diferentes regiones del mundo, una verdadera obsesión que es el control total del continente, objetivo que fue frenado al menos dos veces con fuerte intervención de nuestro país, como ocurrió en la Segunda Conferencia Panamericana que se desarrolló en México entre los años 1901 y 1902, continuidad del trabajo que los delegados argentinos ya habían desarrollado en la primera conferencia que se llevó a cabo en Washington unos años antes.
Pero mucho más acá en el tiempo, y exactamente un 5 de noviembre pero de 2005, no solo Argentina sino un conglomerado de países del Cono Sur lograron torcer lo que parecía el proyecto definitivo de dominación impulsado por la gran potencia del norte, que esta vez no pretendía dominar por la fuerza ni a través de acuerdos bilaterales cruzados como lo había intentado con relativo éxito en el pasado, sino imponiendo un tratado para crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Bajo inspiración de George Bush (hijo), el ALCA retomaba el viejo proyecto de Unión Aduanera propuesto por Estados Unidos en 1885, y que estuvo muy cerca de concretarse en la primera Conferencia Panamericana entre 1889 y 1890, pero que fracasó por la oposición del gobierno argentino, con fuerte acompañamiento de la delegación de Chile.
Por aquellos años, el cubano José Martí ya había advertido que “tendría que declararse por segunda vez la independencia de la América Latina, esta vez para salvarla de los Estados Unidos”, y garantizar así la libertad de los pueblos de América del Sur. Argumento que fue repetido en Mar del Plata en 2005 por el presidente venezolano Hugo Chávez, quien junto a Néstor Kirchner y otros líderes de la región lograron nuevamente frenar la avanzada imperialista, que esta vez llegaba con acuerdo de prácticamente todos los países de Centroamérica y fuerte simpatía de algunas naciones de la región sur.
“ALCA, ALCA, al carajo” fue la frase que se popularizó por aquel entonces, en la contracumbre que encabezaron los presidentes de los gobiernos de izquierda que se habían dado cita en la ciudad balnearia bonaerense y que contó con la presencia destacada de Diego Armando Maradona, en la que quizá fue su máxima participación en un proceso político, ya que esta vez no se limitó a marcar sus posiciones, sino que le puso el cuerpo al encuentro y encabezó varios de los discursos.
Famosa es la “estrategia del cansancio” que alguna vez delató Hugo Chávez, años después, cuando explicó que el entonces presidente argentino Néstor Kirchner le dijo: “Vamos a cansarlos. Cuando yo necesite que tú hables y hables, te voy a dar la palabra aunque no la pidas y tenés que hablar y hablar, así los vamos agotando”. Según los testigos presenciales de la reunión —de la que no existen registros fílmicos— la estrategia fue demoledora y quedó reflejada en las imágenes de un George Bush con rostro desencajado.
La cumbre marplatense enterró al ALCA y dejó un mensaje para la región que lamentablemente se fue diluyendo con el correr de los años. Hoy, con varias experiencias de gobiernos de derecha en Latinoamérica, el riesgo ya no es un acuerdo de libre comercio sino lisa y llanamente la eliminación de las monedas nacionales de cada uno de nuestros países, lo que en términos económicos equivaldría a retomar el proyecto de los “Estados de la Unión”, sumando a las naciones del resto del continente a los Estados Unidos de Norteamérica.
El proyecto, que se filtró en la prensa norteamericana en las últimas horas, parece descabellado, pero en rigor de verdad forma parte de una agenda posible que tiene como puntapié inicial los préstamos que el Tesoro de Estados Unidos está otorgando a países como Argentina y que, en un futuro no demasiado lejano, podrían tener como consecuencia directa y necesaria una dolarización de hecho de nuestras economías, con control de los recursos estratégicos por parte del gobierno norteamericano.
Por eso hoy, más que un homenaje al “No al ALCA”, lo importante es repasar y recuperar la enseñanza que nos dejaron los líderes de aquellos años, que además no hicieron más que sostener la coherencia histórica de nuestra región a lo largo de más de 100 años de historia, para ser verdaderamente libres e independientes.



