¿Qué puede esperarse de la inflación de mayo?
Aunque tiende a la baja, el consumo no repunta y los aumentos clave, como alquileres y prepagas, siguen sin reflejarse en el dato oficial.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundirá este jueves el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo, que podría ubicarse por debajo del 2%. De confirmarse, sería el registro más bajo en cinco años (excluyendo el período de pandemia) y la cifra más optimista desde que comenzó el gobierno de Javier Milei. Sin embargo, detrás del dato, que desde el oficialismo ya celebran como un hito, persisten distorsiones y dinámicas que invitan a la cautela.
El anticipo lo dio el presidente en el Foro de Madrid: “Este mes se espera que rompa el 2% y yo se los afirmo desde acá que para el año que viene la inflación en la Argentina habrá sido historia del pasado”. Con datos preliminares en mano y un relato cada vez más centrado en los logros de su ajuste fiscal, el Gobierno apuesta a mostrar la baja inflación como (una de las pocas) pruebas de éxito. Pero mientras la estadística, también lo hace el consumo, los ingresos reales y la calidad de vida.
El dato de inflación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (que se ubicó en el 1,6%), encendió el optimismo oficial y modificó las proyecciones privadas, que ahora ubican el IPC nacional de mayo entre 1,7% y 1,9%. Consultoras como Equilibra, EcoGo, Adcap y Libertad y Progreso coinciden en señalar que se habría quebrado la simbólica barrera del 2%. No obstante, varias también advierten que la caída responde, en parte, a un consumo planchado, tarifas pisadas, atraso cambiario y deflaciones puntuales derivadas del Hot Sale.
Entre los rubros que menos variaron aparecen indumentaria, electrodomésticos y productos para el hogar, impulsados por descuentos temporales. Alimentos y bebidas mostraron una suba moderada del 2,5%, con carnes al 2,3% y frutas en caída del 6% gracias a mejoras climáticas. En cambio, rubros como educación, salud y servicios básicos mostraron aumentos significativos (algunos superiores al 3%), que golpean al bolsillo y deterioran la calidad de vida, pero no siempre alcanzan a reflejarse en la medición mensual.
Tampoco aparecen con claridad en el índice los incrementos sostenidos en alquileres, expensas y prepagas, tres ítemes que vienen subiendo muy por encima del promedio y afectan de forma directa a amplios sectores de clase media. De hecho, muchas de estas subas se computan parcialmente o quedan diluidas por la metodología del INDEC, que no capta de forma integral lo que cada familia efectivamente paga.
Mientras el dato nacional se prepara para ser celebrado como una victoria el plan económico, la inflación interanual se mantiene en torno al 44% y la acumulada del año ronda el 12,6%. Aunque el número mensual parece positivo, los salarios no logran recomponerse, el empleo y su calidad se deterioran; y el consumo masivo sigue en caída libre. Para buena parte de la población, la inflación podrá bajar, pero el ajuste se siente más que nunca.