“Lo viejo funciona”: bibliotecas de Quilmes contra el decreto que amenaza la CONABIP
El decrerto presidencial transformaria la forma en que funciona la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares, poniendo en riesgo la autonomía y el financiamiento de las bibliotecas.

Las bibliotecas populares de Quilmes emitieron un comunicado en el que expresaron su “profunda preocupación” ante el decreto presidencial que reforma el funcionamiento de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP), organismo que desde hace más de 150 años articula políticas públicas para el sostenimiento de estas instituciones comunitarias.
Según advierten, el decreto en cuestión no solo atenta contra la autarquía de la CONABIP, sino que elimina su órgano de representación federal y pone en riesgo el manejo del Fondo Especial para Bibliotecas Populares, creado por Ley 23.351. Este fondo es clave para el financiamiento de las actividades, la compra de libros, el mantenimiento edilicio y el sostenimiento general de más de 1.000 bibliotecas en todo el país.
“El decreto lesiona la autarquía de la Comisión, su federalismo y la forma participativa en la que históricamente se ha manejado”, señalaron. La medida concentraría decisiones en el Poder Ejecutivo y debilitaría la capacidad de las bibliotecas para autogestionarse.
Bajo el lema “Lo viejo funciona, defendamos la CONABIP”, las bibliotecas quilmeñas convocaron a la Comisión Bicameral del Congreso a rechazar la iniciativa y preservar las actuales condiciones de funcionamiento del organismo.
“Instamos a la Comisión Bicameral del Congreso de la Nación a que rechace esta medida sosteniendo las actuales condiciones de funcionamiento de la CONABIP. Esta iniciativa, creada por Sarmiento, posee más de 155 años de trayectoria en la promoción de las bibliotecas populares y el acceso a la lectura de nuestras comunidades, a través de un modelo de gestión transparente y eficiente”, afirmaron.
Además, destacaron que este modelo de gestión ha sido sostenido por diferentes administraciones, cuenta con un consenso social muy amplio y es reconocido mundialmente. Su historia y su presente avalan una forma de hacer políticas públicas desde las organizaciones comunitarias.
“El decreto no solo amenaza un organismo, sino una forma de trabajo que ha demostrado resultados concretos en cada rincón del país. Las bibliotecas populares no pueden quedar sujetas a decisiones unilaterales que desmantelen lo construido colectivamente durante más de un siglo”, advirtieron.