Crímenes célebres y una casa en ruinas: La cara oculta (y triste) de La Plata
Leonardo Di Lorenzo repasó algunos de los asesinatos más recordados de la ciudad y reclamó por el estado de la vivienda que presenció uno de los más emblemáticos, la casona de los Barreda.
La Plata no sólo es conocida por su arquitectura, su trazado urbano y sus misterios masones, sino también por algunos de los crímenes más impactantes de la historia policial argentina. En su columna "Cuadros Técnicos", Leonardo Di Lorenzo recopiló varios de esos hechos y puso sobre la mesa una situación que causa malestar entre los vecinos: la desidia y el abandono que envuelven a la casona de los Barreda, en pleno centro de la ciudad capital.
Para comenzar, Di Lorenzo se remontó al año 2007, cuando "Cintia Lemos se despertó, prendió el televisor y se enteró que había matado a tres policías". La mujer, al reconocer a su esposo entre las víctimas, salió corriendo al lugar del hecho. Según informaban las crónicas de la época, los oficiales Pedro Díaz, Ricardo Torres Barbosa y Alejandro Vatalaro habían sido asesinados a puñaladas y tiros en la planta transmisora policial de Arana, ubicada en 7 y 630.
En 2014, el ex policía Marcos Casetti y su amigo Mariano Filippi Medina fueron condenados a cadena perpetua por ese hecho; pero "todavía hay un prófugo, Darío Maciel, a quien se adjudica la participación junto a los dos sustanciados", explicó Di Lorenzo.
Otro hecho estremecedor fue el cuádruple femicidio en un PH de 28 entre 40 y 41, en 2011. "Facundo González salió al pasillo para ir a trabajar y encontró sangre; minutos después la policía halló los cuerpos de Bárbara Santos; su hija, Micaela; su mamá, Susana Barttole; y su amiga Marisol Pereira", comenzó relantando Di Lorenzo. Aunque inicialmente se apuntó contra un joven que practicaba karate, finalmente fue absuelto al no hallarse pruebas genéticas en su contra, añadió.
La ciudad también fue escenario de historias tan macabras como la de Juan Harjalich, conocido como "el griego". En 1963, fue denunciado tras intentar deshacerse del cadáver descuartizado de su cuñado, a quien transportaba en una valija. "Algunos aseguraban que la carne de su cuñado terminó en las empanadas del restaurante El Partenón", contó Di Lorenzo. El acusado murió dos años después en la cárcel de Olmos.
Otro crimen que aún hoy no tiene resolución fue el de Aurelia Catalina, conocida como Oriel Bryan, quien fue asesinada en 1984. "La hallaron al costado de la Ruta 2, desnuda, con 23 puñaladas y dos disparos", describió el profesional; y explicó que la investigación apuntó a su ex pareja, Federico Pippo, pero "debido a errores en el levantamiento de rastros, no pudieron demostrar su culpabilidad".
Finalmente, Di Lorenzo repasó el tristemente célebre caso Barreda, ocurrido en 1992, un hecho fundante, también, a la hora de comenzar a hablar de femicidio: "El reconocido odontólogo mató a su esposa, su suegra y sus dos hijas con una escopeta en su casa de 48 entre 11 y 12, muy cerca de esta radio". Tras intentar simular un robo, Barreda desplegó una coartada que incluyó un paseo por el zoológico, una visita al cementerio y una tarde en un hotel alojamiento antes de dar aviso a la policía.
En este marco, el profesional lamentó el estado actual de la impresionante casona donde ocurrieron los asesinatos, en una de las zonas más caras de la capital provincial, y el misterio que la envuelve, dado que no se sabe a quién pertenece; al tiempo que subrayó la urgente necesidad de que la propiedad sea recuperada y reutilizada para apoyar casos de violencia de género.
