Una despedida sin grietas: La emotiva misa en Buenos Aires para homenajear al Papa Francisco
La ceremonia destacó su legado de fraternidad y cercanía con los más vulnerables, y concluyó con caravanas simbólicas por los lugares de dolor de la ciudad.

En un gesto que reunió a referentes políticos de distintos espacios, la Catedral Metropolitana de Buenos Aires fue escenario este jueves de una emotiva misa exequial para despedir al Papa Francisco, tras el histórico funeral celebrado en la plaza de San Pedro. Entre los presentes estuvieron la vicepresidenta Victoria Villarruel, el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el jefe de Gobierno porteño Jorge Macri.
Durante la homilía, el arzobispo Jorge García Cuerva expresó conmovido el dolor compartido por la partida del pontífice: “Nosotros lloramos porque no queremos que la muerte gane, lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en nuestro corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos y no logramos comprender ni dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho”.
A lo largo de su mensaje, García Cuerva también elevó una plegaria: pidió a Dios "que recompensas con justicia a todos los hombres" que concediera a Francisco “gozar eternamente en el cielo de los misterios de la gracia y del perdón, que él administró fielmente en la Tierra”.
Con la voz entrecortada, el arzobispo reconoció que "nos costó tomar consciencia de un papa argentino y porteño" y recordó: “Nos costó creer que a pesar de la edad que tenía animaba a los jóvenes a hacer lío, a soñar en grande, a no tener vuelos rastreros y a transformar el mundo". Además, evocó una reflexión del propio Francisco: “Al mundo de hoy, nos falta llorar. Lloran los marginados, aquellos que son dejados de lado, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades, no sabemos llorar”.
Más adelante, el prelado subrayó la importancia de no perder la esperanza: “La buena noticia es la fraternidad en un mundo violento donde parece primar el odio y la descalificación constante, en donde los ideologismos empañan cualquier posibilidad de encuentro. En una sociedad donde decimos vulgarmente que garpa más hablar mal de los demás, queremos volver a insistir con anunciar la fraternidad, uno de los ejes principales del pensamiento del papa Francisco”.
Hacia el final de la ceremonia, García Cuerva pidió por la unidad del pueblo argentino, retomando el mensaje final del Papa y cerró su homilía con una frase que conmovió a los presentes: "Como pueblo queremos darle un abrazo a Francisco y decirle gracias, perdón y te queremos mucho".
Finalizada la misa, se anunciaron dos caravanas desde la Catedral: la primera, cercana a Plaza de Mayo, con el propósito de “abrazar simbólicamente” a Francisco, y una segunda que acompañará a los curas de barrios populares y villas. “Vamos a hacer una caravana recorriendo los lugares de dolor de la ciudad. Algún hospital, un hogar de Cristo, la Plaza Constitución y lugares que en el corazón de Francisco siempre tuvieron especial predilección”, había anticipado García Cuerva antes del inicio de la misa.