Economía en blanco y construcciones clandestinas: La otra cara de La Plata
Leonardo Di Lorenzo aportó datos clave para entender las tensiones económicas y urbanísticas de La Plata. La informalidad en la construcción, el peso de la economía en blanco y los desafíos del desarrollo productivo marcan el debate sobre el futuro de la ciudad.

En una nueva edición de su columna Cuadros Técnicos, Leonardo Di Lorenzo abordó el debate sobre la economía local de La Plata y la discusión en torno al Código de Ordenamiento Urbano (COU), con datos concretos y algunas definiciones que aportan perspectiva en medio de la polémica.
"No sabía yo que existía el Producto Bruto Geográfico (PBG), aparte del PBI. El PBI lo conocemos todos, pero el PBG es algo parecido, pero que se hace como más regional", explicó Di Lorenzo, al referirse al Producto Bruto Geográfico de la ciudad de La Plata.
Uno de los focos de su análisis fue el histórico cordón frutihortícola, que viene reclamando un tratamiento diferencial en el nuevo COU. Sin embargo, Di Lorenzo aclaró que su aporte económico, medido en blanco, es más limitado de lo que muchos suponen.
"El cordón frutihortícola genera en la ciudad de La Plata el 9% del PBG", afirmó. Y remarcó: "O sea, no estamos siendo la capital del tomate platense, del alcaucil y de la flor y frutiortícola que le vendemos a toda la provincia".
Anticipando las críticas, agregó: "Ahí me van a salir a pegar todos porque en realidad, la realidad es otra. Pero muchachos, si en blanco, ahí es donde nos peleamos. En blanco es esto. Me van a decir todos, 'no, no puede ser, esos números no son reales'. En blanco. Si no es en blanco, no existe".
Di Lorenzo también se refirió al desafío que enfrenta la ciudad de cara al nuevo Código de Ordenamiento Urbano. "Calculemos que la ciudad apunta a qué, con este tema del nuevo código. Apunta a densificarse en el centro, todo esto. Apunta también a que nosotros tengamos una ciudad que los números de este Producto Bruto Geográfico son como marcadores de una tendencia muy grande", señaló.
En ese sentido, advirtió que "el 52% de (lo que aporta) este Producto Bruto Geográfico es empleado público", lo que plantea interrogantes sobre las posibilidades de desarrollo económico de la ciudad. "¿Cómo hacemos para dar vuelta a eso? Si no generamos un polo tecnológico, si no generamos que las empresas se vengan a instalar en un lugar lógico, ¿cómo hacemos?", se preguntó.
A su vez, cuestionó algunas decisiones de planificación urbana. "Tenemos conceptos que por ahí no están tan lógicos con el diseño de una ciudad", dijo, al referirse a la ubicación prevista para un polo tecnológico en la ciudad. "Es poner el polo tecnológico para empresas que sabemos que van a tener que hacer una cámara de depuración y que van a 'contaminar' en su sistema de fabricación, y los ponemos agua hasta arriba. Claro. Cosa de que pase toda la contaminación por toda la ciudad y después salga. No, muchachos, pongámoslo lo más cerca del río posible", expresó.
Otro de los puntos que analizó Di Lorenzo fue el crecimiento de la construcción informal en la ciudad. "¿Qué barrios continuaron? Yo extraoficialmente pedí informe a los corralones más conocidos, que te pueden dar una mano en esto, pero no pueden después dártelo oficialmente. Pero no bajó la venta de materiales", sostuvo.
En esa línea, explicó que "el otro día analizábamos con los colegios profesionales de arquitectos, agrimensores y martilleros", y planteó un dato revelador: "Si nosotros tenemos un número de que nos bajó a nosotros, a todos, ¿eh? Tanto agrimensores, arquitectos y técnicos, nos bajó casi un 40%, la matrícula, la cuota de ejercicio profesional".
"Entonces, si a nosotros nos bajó la tarea profesional y los materiales de construcción no bajaron, sino que se incrementaron este año, ¿qué quiere decir? Que se está construyendo de manera clandestina", afirmó.
Di Lorenzo también vinculó este fenómeno a los problemas históricos de la ciudad para aprobar obras. "Hay mucho arquitecto que, frente al parate que representa la burocracia platense, que la burocracia platense era tan grande que te hacía, te empujaba a la clandestinidad de la obra", expresó.
"Entonces, mucho arquitecto, de forma impropia, porque no es lo que está bien, pero frente a la necesidad de quien iba a construir y a su propia necesidad de laburo, aceptaba de alguna manera hacer un poco la cosa por izquierda y después, en todo caso, resolverlo con el pago de alguna multa o lo que fuere", explicó. "Claro, con el empadronamiento posterior", agregó.