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Dólar atrasado y fuga de turistas: La receta que hundió la temporada de verano

Mientras el turismo emisivo alcanzó cifras récord, el turismo local sufrió una de sus peores temporadas en años. Con un dólar artificialmente barato y un cepo que Milei aún no levantó, los argentinos optaron por vacacionar en el exterior, profundizando la crisis en el sector.

Nazareno Napal
26/03/2025
Dólar atrasado y fuga de turistas: La receta que hundió la temporada de verano

Durante la temporada alta de verano, Argentina experimentó un notable aumento en la salida de turistas al exterior, con un total de 3.751.100 personas viajando fuera del país. Este número representa un incremento de casi 1,6 millones respecto al mismo período del año pasado, cuando se registraron 2.159.700 salidas, según las Estadísticas de Turismo Internacional (ETI) del INDEC. En particular, Brasil se consolidó como el destino principal, seguido por Chile, beneficiado por el boom de las compras.

Esta disparidad se refleja en el contraste entre el turismo emisivo y receptivo: mientras que los argentinos viajaron al exterior en un número récord, la cantidad de turistas extranjeros que arribaron a Argentina cayó drásticamente, registrando una disminución del 25% con apenas 1.166.900 visitantes. Así, el déficit turístico alcanzó casi un millón de personas, lo que resalta una realidad alarmante para la economía local.

El informe sobre el comportamiento del turismo pone de manifiesto la difícil situación económica del país, exacerbada por la constante pérdida de reservas del Banco Central. En enero, la entidad perdió casi 1.500 millones de dólares para cubrir los gastos de los argentinos en el exterior, ya sea por turismo o compras.

En comparación, en ese mismo mes solo ingresaron al país 374 millones de dólares por la llegada de turistas internacionales. La consecuencia directa de esta fuga de divisas es la aceleración de la caída de las reservas del BCRA, que hace frente a un déficit creciente y pone en peligro la estabilidad económica del país.

El cambi ode hábito en los viajes de los argentinos

El impacto se refleja en el comportamiento de los argentinos. Según el Informe sobre Bancos del BCRA, el gasto con tarjeta de crédito en moneda extranjera alcanzó en enero los 862 millones de dólares, un récord histórico. En febrero, esa cifra descendió ligeramente a 772 millones, pero sigue siendo alarmante. En cuanto al tipo de turistas emisivos, el 86,2% se dirigió a países limítrofes, destacando Brasil (38,6%), Chile (20,2%) y Uruguay (16,3%).

Un fenómeno llamativo fue el aumento de excursionistas. En enero y febrero, 1.291.700 argentinos viajaron al exterior pero no pasaron ninguna noche en el destino, lo que revela una tendencia creciente a realizar compras en el extranjero, con Chile como destino predilecto para estos viajes de corta duración.

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El aumento del turismo emisivo pone en evidencia el efecto negativo de la política económica del gobierno. A pesar de las promesas de Javier Milei de promover la libertad económica, la realidad es que el Gobierno ha mantenido el control sobre el dólar, lo que lo mantiene “barato” para los argentinos, pero a costa de una gran devaluación que ya está empezando a ser insostenible. Si bien la administración actual no ha levantado el cepo, la falta de medidas de fondo impide la estabilización de la economía y perpetúa una fuga de divisas que sigue golpeando al país. En términos simples, para los argentinos es más barato vacacionar en el exterior, mientras que para los extranjeros vacacionar en nuestro país resulta cada vez más costoso.

Este fenómeno está afectando directamente al sector turístico local, desprotegiendo a las producciones y destinos nacionales. En lugar de fomentar el turismo interno y las vacaciones en el país, los argentinos eligen destinos más económicos fuera de la Argentina. 

La temporada de verano de este año ha sido sin lugar a dudas una de las peores en términos de turismo receptivo, con una caída significativa de turistas extranjeros. En febrero, sólo llegaron al país 494.400 turistas, lo que representa una disminución del 30,7% interanual. Las cifras revelan que, a pesar de los esfuerzos por atraer a más visitantes internacionales, el contexto económico y la falta de medidas estructurales de política económica continúan siendo los principales obstáculos del turismo receptivo.

El déficit de visitantes extranjeros y el aumento del turismo emisivo reflejan una desconexión alarmante entre las políticas gubernamentales y la realidad de los ciudadanos, especialmente de aquellos que viven en zonas que alimentan gran parte de su economía en base al turismo. La estrategia de mantener el dólar “barato” a costa de un control estricto sobre el mercado de divisas está llevando a una mayor desprotección económica, mientras que el sector turístico local sigue siendo uno de los grandes perjudicados.

 

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