Lagomarsino reiteró que "no hay ninguna prueba que determine un asesinato"
El perito Diego Lagomarsino, procesado en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman, apuntó contra Eduardo Taiano por omitir el informe de la Junta Criminalística que confirmó el suicidio. Qué se sabe del caso.

A diez años de la muerte del fiscal Alberto Nisman aquella noche del 18 de enero del 2015, el perito informático y asesor del funcionario, Diego Lagomarsino, único procesado en la causa, directamente, como responsable del hecho, volvió a defender la versión del suicidio y criticó la falta de “pruebas” por parte de la Fiscalía para ratificar un asesinato.
“No hay ninguna prueba que determine fehacientemente que Nisman fue asesinado. Todo lo contrario, tenemos un informe del Cuerpo Médico Forense que, en 2015, determinó que sobre el cuerpo no hay ninguna prueba que determine acción de terceros: no tenía golpes, no tenía droga, ni signos de defensa”, dijo este viernes Lagomarsino en declaraciones radiales. Y añadió: “Yo sería parte de un plan por el cual le proveí un arma, no sabemos a quién, cuándo , dónde, o cómo me contactan, eso no está. Yo le di un arma a alguien a sabiendas de que iban a matar a Nisman”.
Además, el hombre destacó que, en la investigación, se demostró que el fiscal - quien en ese momento tenía a su cargo la investigación de la causa por el atentado a la AMIA - se suicidó con un tiro en la sien, solo en el baño, con la puerta cerrada, con ambas manos en el arma y mirando al espejo.
4 dias despues de la primer reunión de coordinación entre peritos para la junta de GNA, Clarin te daba el resultado. Reunión de coordinación, no habian investigado nada todavía. pic.twitter.com/oLQZKuU68c
— Diego Lagomarsino (@lagrancaruso) January 18, 2025
Y aludiendo al fiscal Eduardo Taiano, que la semana pasada ratificó la versión del homicidio, afirmó: “Dejen de mentir muchachos, dejen de decir que el tiro es en la nuca y digan que el tiro es en la sien. Dejen de decir que no tenía restos de gsr- que no es pólvora es fulminante- en ambas manos: tenía 69 en mano derecho y 19 en mano izquierd”.
Al tiempo que remarcó que en las pericias que Taiano omitió, elaboradas por la Junta Criminalística y basadas en “las manchas de sangre del baño”, “se determinó que Nisman estaba solo, con la puerta cerrada del baño, ambas manos en el arma, mirando al espejo y se autodispara”.
Cabe recordar que en enero de 2015, en pleno año electoral, Nisman denunció a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por encubrimiento de los acusados iraníes en la causa AMIA. Los primeros peritajes confirmaron el suicidio. Fueron realizados por la Justicia nacional (donde se investigan delitos comunes en la Ciudad de Buenos Aires).
En ese marco, el entonces decano de la Morgue Judicial, Roberto Godoy, le informó a la fiscal Viviana Fein que no hubo intervención de terceros en la escena. El único imputado era Lagomarsino, por haber entregado un arma a una persona que no tenía portación.
En mayo de ese año, la Junta Médica que analizó el caso, conformada por peritos del Cuerpo Médico Forense, de la Policía Federal y de las partes, concluyó que no había indicios para sostener que se trató de un homicidio. Pero a fines de 2015, la jueza Fabiana Palmaghini desplazó a Fein de la investigación y en marzo de 2016 envió el expediente al fuero federal. La familia de Nisman la había cuestionado en reiteradas oportunidades. En sintónía, la Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que se trataba de la muerte de un fiscal federal en ejercicio de sus funciones y que, por eso, el hecho debía investigarlo el fuero federal.
Así, el caso pasó al juez federal Julián Ercolini y el fiscal federal Eduardo Taiano. En 2016 el fiscal encomendó un nuevo peritaje, pero en este caso se eligió a la Gendarmería Nacional Argentina, ahora comandada por Patricia Bullrich. Mauricio Macri era el nuevo presidente del país. El PRO venía apuntando a su enemiga política Cristina Kirchner por la muerte.
Entonces, el estudio de Gendarmería contradijo el anterior y concluyó que en la muerte de Nisman “habrían participado terceras personas ajenas a la víctima, que además intentaron simular su suicidio”.
En la causa están procesados desde fines del 2017 Lagomarsino, acusado de ser un partícipe necesario de los asesinos. Y los cuatro custodios que debían encargarse de la seguridad de Nisman ese fin de semana: Rubén Benítez, Néstor Durán, Luis Miño y Armando Niz. Los cuatro están procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público. A tres, además, los acusan de haber encubierto el crimen de Nisman.
Asimismo, en el último tiempo, el fiscal Taiano, el fiscal auxiliar Hernán Kleiman y sus colaboradores activaron otra causa anexa (hay siete más) que refiere a cómo se “cuidó” la escena del hecho, en base a la denuncia de la entonces diputada Elisa Carrió. La primer citación fue al ex jefe de la Policía Federal, Rubén Di Santo, quien se desligó de las responsabilidades y apuntó a sus superiores políticos: Sergio Berni y Darío Ruiz, el ex secretario de Seguridad y su mano derecha que estuvieron esa madrugada en la casa de Nisman, pero también en las autoridades judiciales, a saber: la fiscal Fein y el juez Manuel De Campos.
Los pelea en la SIDE como telón de fondo
Muchos consideran que la causa Nisman debe analizarse con el foco en la guerra de espías que estaba sucediendo en la entonces Secretaría de Inteligencia (SIDE), porque en diciembre de 2014, Cristina Kirchner había echado a su cúpula en medio de una pelea con Comodoro Py, desde donde se apuntaba contra su gobierno.
La ex mandataria desplazó al número 1 y 2 de la central de espías -Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher- y fueron reemplazados por Oscar Parrilli y Juan Martín Mena (actual ministro de Justicia bonaerense). Días después renunció el director de Contrainteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso, el espía más famoso del país y uno de los funcionarios que trabajaba con Nisman.