Murió la única sobreviviente del derrumbe de Villa Gesell

La mujer de 79 años había sido internada hace dos semanas tras sufrir una descompensación, producto de la conmoción que le dejó la tragedia del Apart Hotel Dubrovnik.

Andrea Lazaro
28/11/2024
Murió la única sobreviviente del derrumbe de Villa Gesell

Murió María Josefa “Pelusa” Bonazza, la única sobreviviente del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik, en la localidad de Villa Gesell, a casi un mes de la tragedia. La mujer de 79 años falleció en el Hospital Municipal "Felipe A. Fossati", de Balcarce, su ciudad natal. 

Josefa había sido trasladada de urgencia al nosocomio, el 13 de noviembre, producto de una descompensación derivada de una recaída. La mujer había pasado una semana en terapia intensiva luego del derrumbe y luego fue dada de alta, pero tuvo que volver al establecimiento sanitario. La tragedia le dejó fracturas en el hombro izquierdo y en la muñeca derecha.

Su esposo, Federico César Ciocchini, de 84 años, fue la primera víctima fatal de la tragedia que dejó un total de ocho fallecidos. El matrimonio se encuentra en un departamento de su propiedad, aledaño al hotel, que buscaban acondicionar de cara a la temporada. 

El testimonio de Josefa

María Josefa “Pelusa” Bonazza era dueña de un local de ropa junto a sus hermanas y estaba jubilada. Tras la tragedia dejó testimonio en una entrevista con una radio. “Escuchamos dos explosiones muy fuertes y luego se produjo el desplome del edificio”, comenzó contando la mujer; quien agregó que cuando el estruendo se disipó, tenía inmovilizada la mitad del cuerpo entre los restos de lo que había sido su departamento.

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“Trataba de tranquilizarme, al tiempo que notaba que mi marido no me respondía. En los primeros minutos, le pedí que no se moviera, que ya nos iban a rescatar”, continuó; y recordó que solo escuchaba el quejido de dolor de su marido, mientras dos tenues corrientes de aire le permitían subsistir. 

“Siempre estuve lúcida. Me encontraba aprisionada y sin posibilidad de moverme. Entonces, empecé a utilizar las técnicas de yoga para poder respirar mejor, aun sabiendo que estaba bajo los escombros”, describió. 

Pasaron horas y cuando notó que recuperaba cierta movilidad en las manos, intentó atraer la atención de los rescatistas: “Comencé a hacer sonidos en código Morse pidiendo auxilio. Marcaba la palabra S.O.S.”.

Se mantuvo diez horas resistiendo, hasta que comenzó a escuchar ecos de las voces de un equipo de rescate y, en medio de una cortina de polvo, vislumbró una pequeña luz a través de un hueco. Siguió golpeando el concreto hasta que lograron ubicarla.

Un equipo de bomberos logró sacarla con vida. Su esposo no tuvo la misma suerte. “El único consuelo que me queda es que lo de él fue instantáneo, no sufrió nada”, concluyó relatando la mujer.

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