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¿Y la libertad?

Renunció un director del CONICET denunciando "persecución ideológica"

Manuel García Solá presentó su renuncia como director de la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET denunciando el desmantelamiento de iniciativas clave para el sector agropecuario.

Nazareno Napal
08/11/2024
Renunció un director del CONICET denunciando ”persecución ideológica”

Manuel García Solá presentó su renuncia al cargo de director de la Red de Seguridad Alimentaria (RSA) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), puesto para el que fue designado en 2022 por la Sociedad Rural Argentina (SRA) en representación del sector agropecuario. En su carta de despedida, el ahora ex funcionario dejó claro que su decisión no fue por razones personales, sino por un “profundo rechazo” a lo que consideró una persecución ideológica dentro del organismo científico más relevante del país.

García Solá, quien también ejerció como ministro de Educación durante el gobierno de Carlos Menem, señaló que uno de los principales motivos de su renuncia fue la oposición a lo que describió como “acciones persecutorias” contra becarios e investigadores del CONICET. Asimismo, afirmó que el giro en las políticas científicas y tecnológicas, especialmente tras el cambio de gobierno en 2023, fue un factor determinante para su salida.

En su relato, García Solá destacó que el sector agropecuario sufrió un aislamiento progresivo en las políticas científicas, y que muchas de las iniciativas que él mismo impulsó fueron desmanteladas o paralizadas. “La relación entre el CONICET y la Sociedad Rural, que logramos fortalecer con el esfuerzo de todos, se cortó abruptamente cuando los actores cambiaron”, expresó en su carta. El proyecto de transferencia de tecnología de CONICET al sector agropecuario, que había sido impulsado en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y asociaciones de criadores, quedó estancado debido al cambio de enfoque en las políticas científicas del nuevo gobierno.

La renuncia de García Solá, fechada el 6 de noviembre, estuvo precedida por una reunión con Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural, quien le habría solicitado la dimisión debido a las presiones provenientes del Gobierno. En esa ocasión García Solá aprovechó para expresar su desacuerdo con lo que consideró un acto de “persecución por ideas científicas, políticas o religiosas”. A pesar de haber sido designado por la SRA, el ex director remarcó que su gestión en el CONICET fue “independiente y ajena a los intereses de la entidad”.

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García Solá también reconoció que su labor al frente del CONICET no fue remunerada, ya que su cargo era ad honorem. Según explicó, su principal objetivo fue acercar el mundo agropecuario a la comunidad científica, destacando la histórica visita de los cuatro presidentes de la Mesa de Enlace al directorio del CONICET. 

El difícil momento que atraviesa el CONICET

El CONICET, uno de los organismos de ciencia y tecnología más prestigiosos de América Latina, atraviesa un período de tensiones internas y externas reflejo de los cambios políticos en el país. La salida de García Solá ilustra la creciente politización de la ciencia en Argentina, donde las decisiones sobre investigación y transferencia tecnológica ya no son ajenas a las disputas ideológicas.

La renuncia de García Solá resalta la difícil convivencia entre intereses nacionales, internacionales y sectoriales. Uno de los ejemplos más claros del impacto de este cambio de rumbo fue la interrupción de proyectos clave como el laboratorio de genética aplicada, que buscaba consolidar el liderazgo de Argentina en selección genética en Latinoamérica. Este tipo de situaciones refleja el impacto negativo que ha tenido el cambio de políticas en la comunidad científica y tecnológica del país.

¿Y entonces?

La renuncia de Manuel García Solá no solo resalta las tensiones políticas internas del CONICET, sino que también deja un vacío importante en la relación entre la ciencia y el sector agropecuario. El futuro de las iniciativas de transferencia tecnológica y colaboración entre el CONICET y las entidades agroindustriales dependerá de las decisiones políticas que se tomen en los próximos meses.

En su carta, García Solá expresó su esperanza de que, a través de sus interlocutores, la relación con el actual gobierno se retome y que los proyectos en los que estaba trabajando puedan ser retomados. Mientras tanto, el mundo científico y político argentino sigue de cerca este episodio, que podría tener repercusiones a largo plazo en la forma en que se conciben las políticas científicas en el país.

 

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