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Por el ajuste de Milei

Inseguridad Alimentaria: Advierten sobre el peligro del aumento de la desnutrición crónica

La UCA informó que 16 millones de argentinos sufren "inseguridad alimentaria". El pediatra Adrián Díaz, ex asesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS ), alertó que el dato esconde una alarma sanitaria: el crecimiento de la desnutrición crónica en niños y adultos mayores.

Andrea Lazaro
10/06/2024
Inseguridad Alimentaria: Advierten sobre el peligro del aumento de la desnutrición crónica

La Universidad Católica de Argentina (UCA) dio a conocer, hace una semana, un informe que selló en datos duros cómo impacta en la vida de las personas el ajuste del Gobierno nacional y la decisión del Ministerio de Capital Humano de cortar la ayuda a comedores. Advirtió que, en el primer trimestre de 2024, la pobreza trepó al 55,5% y la indigencia al 17,5%. Pero el organismo puso el foco en la inseguridad alimentaria, que afecta a 1 de cada 4 argentinos. El pediatra Adrián Díaz, ex asesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) analizó los datos y alertó sobre el peligro que representan: la vuelta de la desnutrición crónica como problema de salud pública y, con ella, el incremento de las enfermedades no transmisibles.

“Inseguridad alimentaria es cuando no se logra tener una ingesta suficiente de alimentos para mantener una vida saludable. Conecta con la crisis socioeconómica que se agudizó  en los últimos meses por la devaluación y la disparada de los precios. Todos esos indicadores que dicen que la gente no está llegando a fin de mes y que hay grupos más vulnerables que otros”, comenzó explicando Díaz a CódigoBAIRES.

Y continuó: “Esta situación que viene de la mano de un programa de ajuste, se ve agravada cuando tenés no digo una ausencia de política social, porque creo que esa ausencia es la política social, sino una decisión deliberada de no atender desde el Estado. Es decir, la estructura que entre sus funciones tiene la de proteger a la sociedad no lo hace; en una mezcla de ideología sumada a una incompetencia marcada”.

Adrián Díaz (izquierda)

En este contexto, cuando según los datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina en el trabajo “Radiografía de la Pobreza”, la inseguridad alimentaria alcanza a 11 millones de argentinos (24,7%) y en su variante “severa” a 5 millones (10,9%), Díaz afirmó que no hay que esperar “ver muertos de hambre en la calle”, como ironizó el presidente Milei, porque la desnutrición aguda, como problema de salud pública, no es habitual en la América Latina

Y explicó: “Se da en las hambrunas, que son inimaginables en el contexto regional”, aunque subrayó que tampoco están presente en esta parte del continente, situaciones como la de Argentina “donde el ajuste del gasto público se acompaña de esta posición ideológica y de incompetencia”.

En consecuencia, el salubrista señaló: “Es de esperar que haya un incremento de los indicadores nutricionales, como la desnutrición crónica o talla baja, que en general se los monitorea más en la población infantil”. 

Es que, los niños son “los más vulnerables por su biología misma debido a tener una demanda de nutrientes mayor”, añadió. Y remarcó que ellos “van a acusar el golpe o ya están acusando el golpe” de la era libertaria.

Es este contexto, Díaz, al que no le faltan diplomas ni pies en el barro; ya que ocupó cargos en organismos gubernamentales y ONGs de Argentina y desde el 2007 a 2023 fue asesor en Salud Familiar y Comunitaria de la OPS/OMS, primero en Perú y luego en Ecuador; puso el foco en otro grupo sobre el que todavía no hablan las estadísticas: las personas mayores. 

“Hay que centrar la atención en los adultos mayores por muchas razones, entre ellas porque no tienen una red familiar de contención y porque enfrentan gastos de salud y medicamentos muy elevados. Ellos, hoy por hoy, tienen que optar entre el medicamento o la comida”, enfatizó. Y continuó: “A esto se suman, en los sectores más vulnerables, la pérdida de sus piezas dentarias. Por esto, los adultos están en riesgo quizá más que la población infantil”.

“Todo está dado para que haya un impacto en la situación nutricional”, insistió, lo que se traduce en el crecimiento de estos casos, a los que se sumarán anemias, sobrepeso y obesidad y sus consecuencias. Es decir: el aumento de enfermedades no transmisibles, como la diabetes y la hipertensión, entre otras. Sobre esos cuerpos y patologías toma la UCA su radiografía de la pobreza.

Respecto a los cuadros de malnutrición mencionados, Díaz realizó algunas precisiones y aclaró varios mitos, por ejemplo, como se se mencionó anteriormente, el de la desnutrición aguda, sobre la que comentó: “En la región y el país no se ve, porque no es un problema de salud pública debido a su dimensión. Aquí no hay grandes hambrunas o guerras”. 

“La emaciación o el llamado ‘adelgazamiento extremo’ podemos encontrarla en países como Guatemala, en su corredor seco, por la falta de alimentos, o en conflictos armados como en Haití. En Argentina y la región, en la población infantil, la emaciación es secundaria a alguna patología”, puntualizó. 

“Pero reitero: lo que podrían ocurrir, o ya ocurre, son otras formas de malnutrición, como el retardo en crecimiento o en talla, la anemia (que es invisible) y el sobrepeso y la obesidad. Estas se vinculan a la ingesta de alimentos que satisfacen el hambre y son los más baratos. Que tienen mayor densidad energética y te sacian, porque contienen sobre todo grasa, azúcar y sodio”, dijo. 

En este marco, advirtió que tales alimentos “son, básicamente, los ultra procesados o la comida chatarra. Pero no te alimentan ni te nutren. Y cuando querés matar el hambre lo haces con estos productos”. Debido al acceso a ellos, explicó Díaz, “no vas a tener estos cuadros de emaciación (mal llamados desnutrición aguda), porque estás ingiriendo calorías”. 

Otro problema de la desnutrición crónica, asociada a la inseguridad alimentaria que crece en la era del presidente Javier Milei, es que no se percibe a simple vista. “No te das cuenta, porque el organismo es sabio y cuando no hay una dieta balanceada, proteica y calórica, una de las funciones que suspende es crecer, dado que demanda proteína”, apuntó.

“El tema es que hay que crecer en tejido y hueso. Frente a esa disyuntiva, la poca energía que entra el cuerpo la utiliza para preservar sus funciones vitales y renuncia a crecer , entonces los chicos quedan más bajitos”, continuó.

En este punto, señaló que esta carencia en la nutrición tiene consecuencias a corto, mediano y largo plazo. “En lo inmediato no lo percibís a simple vista, tenés que pesar y medir al niño y ver cómo es su estatura según la edad. Pero esto resultará en infantes de baja talla, con alto grado de sobrepeso, porque ingresan calorías”, contó.

Sobre el efecto en la población adulta, el pediatra se refirió a la caída de otro mito. “Hace 40 años, la idea de ‘pobre flaco y rico gordo’ quedó superada. Por ejemplo, la publicidad de las gaseosas que afirma que podés tomar todo lo que quieras y salís a trotar y bajás de peso, es falsa”, sentenció. 

“¿Quien hace más actividad física que un laburante que levanta bolsas o que está cartoneando y camina kilómetros al día?. Esa obesidad que tienen es por el desbalance de la dieta”, dijo; y remarcó: “Hoy los delgados son las clases acomodadas que hacen running y pueden pagar una dieta balanceada de alimentos, en su mayoría, no envasados”. 

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