Pacientes sin obra social: La nueva cara de la crisis sanitaria en el conurbano

A los problemas con el personal y el retraso de las prepagas, se suma ahora la pérdida de cobertura de pacientes que están iniciando tratamientos médicos o tienen prácticas programadas

Maximiliano Pérez
24/05/2024
Pacientes sin obra social: La nueva cara de la crisis sanitaria en el conurbano

La crisis del sistema sanitario, con desfinanciamiento de los hospitales nacionales, bajos salarios para todo el personal y prepagas impagables, están configurando un combo que ya comienza a explotar en los sectores marginalizados, sobre todo en distritos del conurbano, dónde la atención en clínicas y sanatorios privados comienza a mostrar una de las peores caras de la situación.

Es que a todos los problemas hay que sumarle el corte de la cobertura de obra social de miles de trabajadores cooperativistas, despedidos del Estado Nacional y hasta profesionales autónomos que perdieron sus coberturas por falta de pago de la medicina prepaga.

En este escenario comenzaron a registrarse historia que podrían formar parte del guion de una película dramática llena de golpes bajos y situaciones angustiantes que impactan de lleno en el seno de las familias, como ocurrió en el cado de Romina M., de 43 años, una paciente recientemente diagnosticada con cáncer de mama que necesitaba una biopsia para confirmar si su situación se estaba agravando y que se enteró que perdió la obra social mientras estaba internada en una clínica de San Francisco Solano.

Romina era beneficiaria de una plan social, su marido, un hombre bastante mayor que ella, la acompaño durante varios días en el sanatorio y apenas pudo contenerla cuando le notificaron que sin la cobertura debían hacerse cargo de los costos de la internación que en apenas un par de jornadas multiplicaban varias veces los ingresos familiares.

En otro sanatorio, esta vez de Avellaneda, Pablo B. un paciente con diagnóstico presuntivo de "abdomen agudo" tuvo que decidir junto con los familiares que lo acompañaban, si llenar los papeles del ingreso o aún con un nivel de dolor insoportable y quizá la necesidad de una cirugía urgente, dirigirse a un nosocomio público, ya que desde la administración de la clínica le informaron que en el sistema figura sin cobertura de obra social.  

Pablo fue despedido hace menos de un mes y estaba seguro que la cobertura seguí vigente al menos 30 días más, pero por error o por decisión de la empresa, fue suspendida de forma automática y el paciente también se enteró recién cuando necesitó atención médica.

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El tercer caso, de muchísimos otros, también ocurrió en el conurbano más concretamente en Tres de Febrero dónde una paciente de 57 años fue internado después de sufrir una crisis asmática grave y dos días después perdió la cobertura de su obra social, que también correspondía a un plan social que realizaba a través de una cooperativa de trabajo de la zona.  De nuevo, la situación le fue informada por el personal de la administración de la clínica, por lo que luego de una estabilización general, el paciente se retiro a su domicilio probablemente antes de lo que lo hubiera hecho si aún tuviera cobertura médica.

Médicos y empleados de los sanatorios y clínicas privadas saben y reconocen que no se puede cortar la atención de un paciente porque se quede sin cobertura, sin embargo existe fuerte presión de los empresarios del rubro para evitar que ingresen nuevas internaciones en esas condiciones e incluso para mantener los procedimientos y tratamientos que ya están en marcha, por lo que si bien no hay mecanismos de "expulsión" de quienes transitan esa situación, si se pone en marcha una estrategia de "presión" para dejarles en claro a los pacientes y sus familias que se van a tener que hacer cargo del costo total de atención que en prácticamente todos los casos asciende a cifras siderales.

Un día de internación en el sector privado tiene un valor que oscila entre los 150  y los 220 mil pesos en sala común y llega a los 350 mil si se trata de una Unidad de Terapia Intensiva, siempre en sanatorios promedio y no en los caracterizados como "premium".  También en el caso de los estudios convencionales los precios asustan.  Un Ecodopler se paga alrededor de 50 mil pesos y la medicación de amplio espectro no baja de los 80 mil pesos por dosis, es decir que cada paciente que pierde su cobertura comienza automáticamente a sumar deudas que por día superan los 250 mil pesos solo para un tratamiento regular, sin contar costos de cirugías, prótesis, asistencia de otro tipo o el requerimiento de alguna especialidad.   Costos imposibles de afrontar para una familia trabajadora y mucho menos para quienes acaban de perder una parte de sus ingresos.

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