Buenos y malos: así es el debate que propone un sector de la oposición
El sector duro del PRO busca reeditar el modelo de acumulación electoral sostenido en la "no política" que le redituó prácticamente todos sus éxitos a Mauricio Macri, incluida su llegada a la presidencia en 2015 con expectativas de un cambio que nunca se terminó de materializar, o que no era el esperado por los votantes.
Figuras del deporte, la cultura, el periodismo, vuelven a ser apuntados como potenciales candidatos, en una estrategia que no es exclusiva del macrismo, sino que tuvo a lo largo de la historia reciente sus versiones peronista y radical, aunque sin el grado de desarrollo que pretendió y pretende imponerle el PRO.
Si quedaban dudas sobre la puesta en marcha de este proceso, las despejó la propia Patricia Bullich cuando le ofreció a Alfredo Casero sumarse a su partido en medio de una entrevistas en el canal TN del Grupo Clarín, que ya había sido escenario de lanzamientos de Elisa Carrió y de anuncios de nuevas alianzas entre sectores de la derecha.
Este ofrecimiento espontáneo (?), le permitió al cómico profundizar algunas de sus ideas sobre la política, y remarcar que el kirchnerismo todo lo hace por "pura maldad", lo que en definitiva es una marca del terreno en el cual una parte de la oposición quiere desarrollar la discusión política a lo largo de este año electoral.
Si la motivación es "la maldad", no hay lugar para cuestionamiento alguno, porque incluso cualquier éxito de la gestión puede ser interpretado como un error o como un paso previo para algún daño sobre amplios sectores de la sociedad que regocigará al gobernante "malo".
No hace falta aclarar quienes son "los buenos" en esta historia. Llegan con ideas de transparencia, aunque medio gabinete de Cambiemos no puede justifica la suba patrimonial en los 4 años de macrismo. Proponen respeto a las instituciones, aunque persiguieron jueces, forzaron la designación de fiscales y se saltearon el Congreso en mas de una oportunidad. finalmente se levantan el precio porque incluyen a dirigentes surgidos de la "no política", una categoría que agrega dudosa calidad y totalmente falta de equilibrio.
Apenas unas horas después de la declaración de principios de Casero, la senadora provincial Felicitas Beccar Varela, la misma que había asegurado que el gobierno tenía un plan de liberación de presos para que aprieten a jueces y fiscales, puso en dudas el secuestro de la niña M, que tuvo en vilo a todo el país por 72 horas, y consideró que fue solo una "operación" para tapar el aumento de las naftas.
Empieza a quedar claro que los malos son "muy malos" capaces de hacer cualquier cosa, incluso fingir un secuestro, para que la sociedad no se indigne con alguna medida económica, que por cierto aún en medio de la búsqueda de la menor, provocó quejas y rechazo en casi todo ámbito de discusión política y económica. De la misma manera, en las redes se acusó al Presidente de lanzar de apuro una cadena nacional para opacar el lanzamiento del libro "Primer Tiempo" del ex presidente Macri, que de otra manera hubiera sido una revolución en materia de audiencia. Pero, lástima, feo día. Pasaron cosas.
En la construcción de este nuevo escenario, no alcanza con remarcar que los malos son muy malos, hay que hacer un esfuerzo a veces sobrehumano, para que también quede en claro que los buenos son "siempre" buenos, aún en condiciones desfavorables, como el secuestro de M, que ocurrió en el barrio porteño de Villa Lugano, lo que causó la sorpresa de la conductora televisiva Viviana Canosa, que preguntaba por "el intendente" del lugar, seguramente con intención de escrachar al peroncho responsable de la falta de seguridad.
Canosa no solo evitó nombrar al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sino que unos días después inventó un relato desgarrador sobre la condición en la que fue encontrada la menor, afirmando que incluso los peritos médicos que la atendieron debieron recibir atención psicológica posterior y acusando a la madre de haberla usado como "tarjeta de crédito", para conseguir drogas.
De esta manera liberó de cualquier responabilidad al jefe de gobierno. La culpa es de la madre de la criatura y caso cerrado. La mujer no hizo méritos suficientes para tener una casa, salir de la droga y abandonar la situación de calle. M es una víctima, si. Pero según Canosa de una madre abandónica y no de un estado ausente. Rodríguez Larreta es "bueno", y tiene intención de ayudar, pero ya se sabe que no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado.
Algo similar ocurrió durante el programa de Luis Novaresio, cuando la colega Rosario Ayerdi, acorraló al jefe de gobierno al preguntarle si la represión de la metropolitana era también repudiable como la de la policía formoseña que el funcionario había criticado minutos antes.
Ni el propio Rodríguez Larreta hizo una defensa tan vehemente como la que emprendió Novaresio, no solo desautorizando a la periodista, sino apuntando a Gildo Insfran como el padre de todos los males. Esta vez el objetivo era sacarla sobre la línea: si el intendente de CABA es, en este y solo en este caso no tan bueno, el formoseño es peor, mucho peor. Y asi el balance entre buenos y malos sigue estable.
Quizá donde mas se nota la intención de reducir el debate político a una discusión sobre "buenos y malos" es en las críticas al plan de vacunación, con referente de la oposición denunciando por envenenamiento al presidente Alberto Fernández (que es muuuuy malo), ´para después denunciarlo porque no trajo veneno suficiente. Es cierto que hay decenas y centenares de irregularidades, como la dosis aplicada a una joven de apenas 18 años en Avellaneda, que nadie puede explicar, pero aún siendo miles los casos irregulares, siguen siendo insignificantes frente a la aplicación, solo en la provincia, de un millón de dosis a un ritmo sostenido en las últimas semanas.
Por supuesto que cada irregularidad se debe investigar y cada responsable debe rendir cuentas y dar explicaciones, pero no existe ninguna evidencia para sostener que hay algún plan sistemático de vacunación a militantes de La Cámpora en desmedro de los pobres abuelos bonaerenses, que no tuvieron la suerte de tener que esperar varias horas al rayo del sol, sin asistencia y en total incertidumbre, como ocurrió en CABA.
De nuevo el relato busca activar la fibra sensible mas básica, del primer imperativo moral de nuestra vida: estar del lado de los buenos. Sin menospreciar las capacidades de la infancia, claramente Bullrich y compañia quieren dar el debate político que se viene con el nivel intelectual de chicos de 5 ó 6 años, ya que considera, como alguna vez lo blanqueo Jaime Durán Barba, que los votantes son "simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente".